LITERATURA PREHISPÁNICA del territorio hoy conocido como Colombia.
Adaptación: María Inés López
Índice
- Literatura Prehispánica: período.
- Literatura aborigen Prehispánica: concepto. ¿A qué se le llama Literatura Prehispánica?
- Características de la Literatura Prehispánica
- Cinco relatos de mitos y leyendas precolombinos, de la literatura colombiana.
- Temas de la Literatura Prehispánica (Colombia).
La literatura prehispánica
comprende el periodo desde que se originaron las primeras culturas en nuestro
continente hasta la llegada de los españoles (siglo XVI d.C.). En esta se
reconoce la superioridad de tres grandes civilizaciones: la Inca, la maya y la
azteca.
Literatura
Prehispánica: concepto
https://www.veoverde.com/2014/10/comidas-indigenas-de-chile-antes-de-la-llegada-de-los-espanoles/
¿A qué se le llama literatura
prehispánica?
Se llama literatura prehispánica al conjunto de expresiones literarias de las grandes
culturas autóctonas que existieron en nuestro continente antes de la llegada de
los españoles.
Han llegado
hasta nosotros gracias a la tradición oral y a las traducciones de los
cronistas.
Las mejores muestras de la literatura aborigen o prehispánica son de aquellas
culturas más desarrolladas como la azteca, maya e inca. Esto no
significa que las demás culturas autóctonas (chibcha, guaraní, amazónicas,
etc.) no poseyeran expresiones literarias, sino que su precariedad las hizo más
endebles, llegando sólo el testimonio oral hasta nosotros. https://historiadelaliteraturauniminuto.wordpress.com/2011/11/29/que-es-literatura-prehispanica/
Las voces de los indígenas, pueblo original de
Colombia, es paradójicamente lo que menos sobrevivió, porque la violencia de
los conquistadores y el esfuerzo por imponer sus costumbres causaron la pérdida
de textos legendarios. Uno de los pocos textos sobrevivientes es La
leyenda de Yuruparí (o Yurupary),
trasmitida por tradición oral y luego recogida por el indio José Roberto y
traducida al italiano por el conde Ermanno
Stradelli. (https://es.wikipedia.org/wiki/Literatura_de_Colombia)
En Colombia se resalta la tradición oral de los
muiscas y los tayronas.
Los
asentamientos indígenas podemos observarlos en el mapa.
CARACTERÍSTICAS DE LA LITERATURA PREHISPÁNICA
- Anónima y colectiva. Sus creaciones literarias (poesías,mitos, dramas), carecen de un autor.
- Agraria. Consideran a la tierra, y en generala la naturaleza, como su “gran madre”, de la cual recogían los frutos necesarios para vivir.
- Oral. Gracias a esto las tradiciones han sido trasmitidas de padres a hijos a través de generaciones, conservándose en la memoria delos pueblos. Aunque, se debe mencionar que algunos grupos indígenas utilizaron cierto tipo de escritura ideo gráfica y pictográfica.
- Panteísta. Tenía relación directa con los elementos de la naturaleza (sol, luna, rayo, jaguar, etc.) convirtiendo a todos ellos en seres animados a los que se rendía culto y adoración.
- Politeísta: adoraban y cantaban a varios dioses.
MITOS
Y LEYENDAS DE LA LITERATURA PREHISPÁNICA COLOMBIANA QUE HAN TRASCENDIDO HASTA
NUESTROS DÍAS
(Yurupary,
El Dorado, Bachué, Bochica y Craida Jitoma)
Leyenda
de YURUPARÍ:
El texto está ubicado temporalmente "en los principios del
mundo" y geográficamente en la Sierra de Tenui, ubicada a los márgenes del Río Içana,
afluente del Río Negro,
que a su vez desemboca en el Río Amazonas.
Cuenta
el relato que una epidemia atacó a los
hombres y sólo sobrevivieron algunos viejos y un payé. Para
resolver lo que podría ser el fin de la raza, las mujeres se reunieron en el
Lago Muypa, donde Seucý (el nombre dado a las Pléyades (hay quien también dice que
Seucý podría haber sido el sol) solía bañarse. Las mujeres no llegaron a
ninguna solución, cuando Seucý vino a bañarse. En ese momento el viejo payé,
quien estaba presente a pesar de que las mujeres no se habían percatado, las
reprendió por haber desobedecido su prohibición de acercarse al lago. Como
consecuencia, Seucý ya no volvería a bañarse allí y en adelante las mujeres no
podría participar en los asuntos de importancia. A continuación el payé fecundó
a todas las mujeres. Diez lunas después todas las mujeres dieron a luz en el
mismo momento y entre los recién nacidos se destacaba por su belleza una niña
que fue llamada Seucý, por ser una réplica de la Seucý del cielo.
Al llegar a la edad de los primeros amores, Seucý,
aún pura, se antoja de comer la fruta Phycan (presuntamente la Piquia, una nuez de la región amazónica).
Fácilmente encontró algunas y los jugos de la fruta la fecundaron. Intentó
ocultar su estado, pero eventualmente fue imposible y confesó la historia del Pihycan.
Cuando nació el niño se parecía al sol por su gran belleza. Los tenuinas lo
proclamaron su tuixáua, su jefe, y lo llamaron Yuruparý, que
significa engendrado por la fruta.
Una luna después del nacimiento de Yuruparý, la
gente decidió entregarle las insignias de cacique, pero no estaba la itá-tuixáua,
la piedra del jefe, por lo cual tenían que ir a la Sierra del Gancho de la Luna
a recobrarla. Pero las mujeres dividieron la tribu en dos bandos: unas decían
que todos debían ir por la piedra, otras que debería ir solo los hombres.
Discutieron por una luna hasta que se dieron cuenta de la desaparición de
Yuruparý.
Las mujeres culparon a los viejos y los amenazaron
con darles "el suplicio de los peces", una tortura consistente en
atar el cuerpo dentro del agua, dejando la cabeza afuera, herirlos para que los
peces, atraídos por el gusto de la sangre, vinieran a devorarlos. Incluso
llegaron a atar a los hombres para que no escaparan.
Durante la noche, se escuchó el llanto de Yuruparý
proveniente del árbol del Pihycan. Cuando llegaron a él, todo quedó
en silencio. La segunda noche se repitió el llanto y buscaron entre las ramas
del Pihycan pero no encontraron nada. La tercera noche cercaron
el árbol pero empezaron a escuchar el llanto entre ellos, sin poder descubrir
su origen. El llanto era tan aterrador que decidieron no volver a buscar a
Yuruparý.
A pesar de que el llanto no cesaba, todos se
olvidaron de Yuruparý menos Seucý, quien retirada en la cima de una montaña
lloraba la ausencia de su hijo hasta quedar dormida en las madrugadas. Pasaron
tres noches así. Una mañana, cuando se despertó se dio cuenta que la leche de
sus senos no estaba. Intentó quedarse despierta para ver quién se estaba
amamantando, pero el sueño la vencía y al día siguiente amanecía sin leche.
Pasaron dos años y el llanto fue remplazado por
risas, cantos y gritos de un niño jugando con seres desconocidos. Yuruparý
crecía fuerte, aunque invisible, a la vez que Seucy envejecía rápidamente
desconsolada sin saber nada de su hijo
Quince años después, en una noche de luna en la que
la Seucý celeste vino a bañarse en el lago, reapareció Yuruparý en el pueblo de
la mano de su madre, la Seucý terrenal. Era un joven tan hermoso como el sol.
Los tenuitas se apresuraron a darle los ornamentos de cacique aunque todavía
faltara la itá-tuixáua.
Aportes de Yurupary a su tribu:
1.
Viene a cambiar las leyes matriarcales y caóticas
por las leyes del Sol, que son en esencia patriarcales y ordenadas.
2.
También trae un conjunto de ritos, cantos y mitos
sobre sus ancestros.
3.
Visita diferentes tribus para instruirlas sobre las
nuevas leyes, y en cada tribu se le presenta resistencia por parte de las
mujeres.
4.
Entre sus mismos discípulos hay unos traidores y
hay otros fieles a él.
5.
Encuentra el amor en una mujer llamada Carumá.
6.
Al final del relato se aleja por el Oriente para
buscar a una mujer que sea digna del Sol.
7.
Leyenda
de EL DORADO de GUATAVITA
Siendo joven, el cacique de
Guatavita se enamoró profundamente de una hermosa doncella de una tribu vecina
con quien se desposó y tuvo una hija. Pero el cacique se sumió en los deberes
del cacicazgo, en los amores de oportunidad y en las bacanales de la corte,
olvidándose de su esposa. Así, llena de desesperanza y desdicha, de desengaño
en desengaño, fue transcurriendo el tiempo para la cacica de Guatavita;
mientras tanto, todo el amor que uno y otro esposo tenía para dar lo vertieron
en su joven hija. Entonces ocurrió que en una de aquellas opulentas fiestas la
cacica se prendó de un apuesto guerrero.
Enamorados como estaban comenzaron a citarse
burlando la vigilancia del monarca. Los encuentros terminaron por llegar a
oídos de aquél y de esta forma les sorprendieron. El guerrero fue apresado y
sometido a terribles torturas hasta el punto de serle extraído el corazón y
quedar empalado. Esto sólo lo sabían los allegados del cacique. Esa noche
estaba por celebrarse una gran fiesta para agasajar a la soberana, en donde se
haría gala de esplendor y riquezas. Entre la música y la alegría le ofrecieron
con gran pompa un rico manjar, el corazón de un animal salvaje.
La cacica lo miró con recelo pero sus miedos fueron
confirmados a la vista de un platillo más macabro aún, que contenía un pedazo
cercenado a su amante. La música sonaba y los borrachos reían. El festivo
alboroto fue roto y convertido en silencio por el grito terrorífico de la cacica.
Con su alma herida por la pena y el rostro pálido de muerte corrió hacia el
bohío real y se perdió entre las tinieblas con su pequeña hija. Sin pensarlo un
instante se lanzó al seno de la sagrada laguna de Guatavita. Los chuques se
apresuraron a transmitirle la tragedia al embriagado monarca, quien enloquecido
corrió hasta la laguna comprendiendo cuanto amaba en realidad a aquella mujer
que tan feliz lo hiciera tiempo atrás.
Dolorido, ordenó a los chuques recuperar a su
esposa. Ellos le comunicaron que la cacica se hallaba feliz en una mansión
subacuática arrullada por una amorosa serpiente que la había desposado.
Angustiado el soberano, pidió siquiera recuperar a su hija. Los chuques le
trajeron a la caciquilla y pudieron ver que no tenía ojos, así que el padre
decidió devolvérsela a su madre. El apesadumbrado cacique perdonó a su esposa
prometiéndole ofrendas para que en su vida en el más allá tuviera la felicidad
que conociera fugazmente a su lado.
Los chuques, como intermediarios entre su gente y
la divinidad de las aguas (la antigua cacica), vivían a la orilla de la laguna
en espera de su próxima aparición en la noche de plenilunio. Los chibchas
convirtieron la bella laguna de Guatavita (de una asombrosa perfecta
circunferencia) en un adoratorio en donde eran ofrendadas preciosas figurillas
en filigrana de oro y esmeraldas a la diosa tutelar. Aquella, en forma de
serpiente surgía de las aguas para recordar al pueblo la entrega de las
ofrendas prometidas y augurarle prosperidad y ventura. Cada vez las ofrendas se
hacían más pródigas para mitigar el dolor del cacique.
Ocurrió que el ceremonial derivó con el tiempo en
un acto religioso-político que se efectuaba por la consagración de un nuevo
Zipa (Cacique de Bacatá, actual Bogotá). Se produce una gran expectación y
movimiento al aproximarse dicha ceremonia ritual. El cacique y su pueblo
inician un periodo de ayuno y abstinencia a la par que hacen propósitos de
enmienda. Al mismo tiempo, preparan sus máscaras y sus más bellos adornos;
aprestan los instrumentos musicales, los alimentos y la chicha para el gran
día. Así, el espíritu liberado de sus penas y congojas, estará dispuesto para
disfrutar del espectáculo y las fiestas que se aproximan. Las comarcas vecinas
comienzan a volcarse sobre las zonas cercanas a la venerada laguna de
Guatavita. Se olvidan las penas y tristezas, todos son iguales y se identifican
en la misma alegría. Llega el momento esperado. Antes de que despunte la aurora
todo está listo para iniciar la procesión hacia la sagrada laguna en medio de
flautas y tambores. La multitud, adornada con sus más ricas mantas y joyas,
entona canciones y plegarias. Luego vienen las andas reales sostenidas por
musculosos güechas, escoltadas de otros tantos güechas que cargan sus flechas y
lanzas. A corta distancia de la laguna desciende el soberano e inicia el
trayecto hacia la balsa real, caminando sobre las mantas que colocan güechas y
cortesanos. A la balsa cubierta de mantas y de flores suben primero los más
destacados súbditos del cacicazgo y al sentarse dejan el centro libre para el
monarca. Este, apenas se ha colocado en el centro de la balsa, deja caer su
manto rojo dejando ver su cuerpo totalmente cubierto de polvo de oro. La
barcaza real se aleja lentamente de la laguna mientras la multitud, vuelta de
espaldas a la laguna o con la frente inclinada para no ofender, eleva sus
oraciones y cánticos. En medio de los humos del sahumerio, el Zipa, de pie, dirige su mirada a
Oriente, en espera del sol. Cuando el cielo se tiñe de rojo el soberano entona
también murmullos de oraciones. En el instante en que el sol surge y baña la balsa con su
luz, el Cacique de Guatavita levanta los brazos y emite un grito de gran
alegría, que es seguido por la algarabía de la muchedumbre. Pronunciando
oraciones, el Zipa arroja al fondo de la sacra laguna las más hermosas
esmeraldas y las más preciadas piezas de orfebrería, tras lo cual él mismo se
sumerge en las aguas. Surge de ellas purificado; la balsa comienza su retorno a
la orilla mientras la gente allí reunida permanece de espaldas o con la cabeza
agachada. El Cacique camina nuevamente sobre el sendero de mantas, hasta su
trono, que le llevará hasta su morada. Terminado el ritual de ablución y
consagración del Zipa, las fiestas comienzan en el bohío real. Hay fiesta
también entre la multitud, que termina en la embriaguez de la chicha. El
fastuoso ceremonial que pronto se convirtió en fiesta tradicional del cacicazgo
llegó a oídos del codicioso aventurero español Sebastián de Belarcázar,
convertido en la leyenda de "El Dorado", historia que acentuó el
deseo de lanzarse a las tierras americanas en busca de míticas ciudades doradas
y ríos inagotables de oro. http://www.colombia.com/colombiainfo/folclorytradiciones/guatavita.asp)
El mito de BACHUÉ y la creación del mundo
Bachué
es la madre primigenia del pueblo Muisca. Fue la transformación de Furachogua [Fura (Mujer) - Cho (Bueno) - Gua (Hija)], a partir de la cual le crecen los pechos con los que
alimentó al pueblo Muisca, que provienen de su unión con Qhuzha.
Bachué, la madre
chibcha, salió de la laguna de Iguaque una madrugada, llevando un niño en los
brazos. Era una bella mujer, cubierta solamente por una túnica de pelo negro,
que le arrastraba
Apareció lustrosa,
recién escurrida del lago. Caminaba afirmando las piernas ágiles, venía de
nadar tanto que se le formaron pantorrillas de hoja de palma y muslos fuertes.
En los brazos, la criatura también desnuda. Bachué se instaló entre los
Chibchas, se ganó su confianza y su afecto. Les enseñó normas para conservar la
paz con los vecinos y el orden entre las gentes de su cercado. El niño creció y
Bachué, encargada de poblar la tierra, empezó a ser fecundada por la criatura
que había portado en sus brazos. Sus alumbramientos eran múltiples, como los de
las conejas. En el primer parto se contaron mellizos, en el segundo trillizos,
en el tercero cuádruples y así hasta que se consideró que su tarea reproductora
sobre la tierra estaba cumplida.
En pocas edades recorrió
muchos cercados, y por todas partes dejó criaturas y enseñanzas. Pasó el tiempo
y la mujer pobladora no envejecía. De pronto, su cuerpo se destempló; los senos
se le escurrieron; las piernas se le aflojaron; su cuello ya no era lozano; el
rostro estaba poblado de arrugas; había un gran cansancio en su mirada. Sin
avisar, se metió a la laguna de Iguaque, acompañada del mismo ser que había
traído. Se lanzó a las aguas. Un gran bostezo del lago la devoró,
convirtiéndola en serpiente, símbolo de inteligencia entre los Chibchas.
Los nativos aseguraban
que de vez en cuando veían a la culebra asomar los ojitos brillantes a la
superficie de las aguas vidriadas, en las noches de luna, cuando acudían a
llevarle ofrendas. Arrojaban adornos de oro, utensilios y copas doradas, en la
seguridad de que ella estaba en el fondo de la laguna recibiendo los regalos,
de buen corazón.
Al varón no le pusieron
mayor atención. Ella quedó para siempre con el título de madre de la humanidad,
fuente de toda vida. Y como venía del agua, los naturales comenzaron a adorar
las lagunas y las ranitas, los renacuajos, las lagartijas, todo síntoma de vida
que brotara de las aguas. Fundieron en oro alfileres rematados en batracios, se
colgaron al cuello dijes en forma de lagarto y divinizaron a las ranas, que en
adelante serían el símbolo de la fertilidad.
CRAIDA
JITOMA
Es una
leyenda del pueblo Huitoto (witoto). El
Craida Jitoma es el padre y héroe del pueblo witoto, debido a que es
considerado como el primer hombre concebido por Juttiñamüi, dios naciente y padre
creador del pueblo witoto, Craída Jitoma procreó un hijo llamado Monaira Jitoma
a inculcar los primeros secretos de la humanidad.
BOCHICA
http://www.colombia.com/colombia-info/folclor-y-tradiciones
(Leyenda de Cundinamarca)
La historia de esta leyenda, cuenta que en época de
los Chibchas, durante días y noches llovió tanto que se arruinaron los
cultivos; las casas se vinieron al suelo, y se mojaron tanto que lo mismo
servía tener techo de palma o no.
El Zipa, quien comandaba todo el
imperio Chibcha, y los caciques, que eran como los capitanes o gobernadores de
los poblados de la sabana, se reunieron para buscar una solución, pues no
sabían qué hacer y el agua seguía cayendo del cielo en torrentes. Se acordaron
entonces de Bochica, un anciano que no era de su tribu y quien había aparecido
de repente en un cerro de la sabana.
Dicen que era alto y de piel
colorada, con ojos claros, barba blanca y muy larga que le llegaba hasta la
cintura. Vestía una túnica también larga, sandalias, y usaba un bastón para
apoyarse. Él les había enseñado a sembrar y cultivar en las tierras bajas que
quedaban próximas a la sabana y a orar. Cuando se iniciaron las lluvias,
Bochica estaba visitando el poblado de Sugamuxi (hoy Sogamoso), en donde había un templo dedicado al Sol.
Los chibchas decidieron llamarlo,
porque pensaron que Bochica era un hombre bueno que podría ayudarlos, o todo el
imperio se acabaría a causa de la gigantesca inundación. El anciano dialogó con
dificultad con los caciques, pues no dominaba su lengua, pero se hacía entender
y le comprendían bastante. Se retiró a un rincón del bohío que tenía por
habitación, rezó a su dios, que decía era uno solo. Luego salió y señaló hacia
el suroccidente de la sabana.
Cuentan además, que cientos de indios
organizaron una especie de peregrinación con él. Se detuvieron después de
varios días en el sitio exacto en donde la sabana terminaba, pero las aguas se
agolpaban furiosas ante un cerco de rocas. Los árboles enormes y la vegetación
selvática frenaban la furia del agua.
Bochica, con su bastón, miró al cielo
y tocó con el palo las imponentes rocas. Ante la sorpresa y admiración de unos
y la incredulidad de todos, las rocas se abrieron como si fueran de harina. El
agua se volcó por las paredes, formando un hermoso salto de abundante espuma,
con rugidos bestiales y dando origen a una catarata de más de 150 metros de
altura. La sabana, poco a poco, volvió a su estado normal. Y allí quedó el
"Salto del Tequendama". Dicen que Bochica, tiempo después, desapareció
silenciosamente como había venido.
Muy bueno el articulo
ResponderEliminarbuena informacion..me sirvio de mucho
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