La importancia de la ortografía



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María Inés López Yépez, Villavicencio, marzo 12 del 2017
Se ha vuelto cotidiano encontrar errores gramaticales en el lenguaje formal escrito (periódicos, revistas, todo tipo de publicaciones). Desafortunadamente, decir que también se encuentran errores (horrores) ortográficos en los textos informales (redes sociales, notas, mensajes entre amigos o conocidos, por ejemplo) es  redundar, es considerado “normal” que algunas personas escriban sin observar la más mínima norma gramatical.

La anortografobia es la fobia que se les tiene a las personas que cometen errores ortográficos “nivel asiático”.  Y hay más de un anortografóbico que “mide” la intención de tener un acercamiento sentimental con otra persona dependiendo de cómo escribe, puesto que subyace la teoría que si escribe mal es porque sus procesos cognitivos también son mediocres, así como lo será su nivel cultural en general. Afortunadamente no es una regla social válida, porque si así fuese no habría sino un reducido  número de parejas; las demás relaciones serían clandestinas, porque en ellos el amor superaría las barreras de los horrores ortográficos.

Sin embargo, en el ejercicio de leer cotidiana e impunemente tantos “horrores” ortográficos, atrevidamente se puede caer en la generalización que los adultos que tienen la lectura como un pasatiempo permanente  son menos propensos a tener fallas en la escritura; que los jóvenes les dan poca o ninguna importancia a escribir bien, a menos que sean buenos lectores; que las personas que no pasaron por un aula de clases o que pertenecen a los sectores invisibles de la sociedad ignoran por completo que existen normas para escribir en forma adecuada una palabra.

Y falta agregar la influencia de las redes sociales, que –pareciera- llegaron a empeorar la situación. Se empezó a masificar el “ola, k ace”, “yo toy bn, y tu k?”, “uy mk” (marica); “k tengas un buen fds” (que tengas un buen fin de semana) y la lista de pseudopalabras es ya infinita. Y, sin embargo, la conversación de esos analfabetas funcionales fluyó. Eso dicen.

Si la tarea es buscar el porqué de la falta de ortografía, habría que señalar, entre otras causas, la apatía a la lectura. Si una persona no tiene la costumbre de leer, difícilmente podrá lucirse con una impecable ortografía. 
No hay que echarle la culpa a la escuela. Los niños nacen cibernautas. Los libros pasarán a los museos, como las máquinas de escribir. Los libros siguen existiendo en  los hogares, por supuesto, para adornar, para servir de base a un florero, o para poner más alto el computador.  Mientras, el docente en la escuela hace malabares para  rescatar en el estudiante el  ejercicio de hojear y ojear un libro; pero, si no hay adulto que modele en casa... entonces, ¿quién?

Se necesita una campaña universal para regresarle la dignidad al lenguaje escrito.  Deberíamos rebelarnos frente a los que insisten en ignorar por completo el uso de las tildes y signos de puntuación en los textos que escriben.  Se deberían multar a todos los establecimientos –comerciales o no- que anuncien “drogueria”, “perfumeria” o “policia”. Ya fue suficiente de “mamas y bebes” cuando lo que se quiere decir es “mamás y bebés”.

Lo frustrante es encontrar profesionales, especialistas,  magísteres, que van “haber” “sí” se ponen las pilas con las tildes, “pq” la gente los corrigen cuando escriben “exámen”, “felíz”, “tí” o los dicen que el “apóstrofe es la comita que se pone a una palabra” o hablan de “intérvalos”, o chatean con un “eh visto”, y se dicen “a sí mismos” que escriben medio “bn”.  “¡Hay¡ que hacemos ay”. 

Sí, se siente raro.  

La relación es simple: leer = ortografía.
A propósito de esta palabra, muchos creen que es redundante decir "buena ortografía", porque "orto" significa "correcta".  Sin embargo la Real Academia valida decir "mala" o "buena ortografía".

En la página virtual de El País encontré este interesante artículo, escrito por Silvia Escobar, Madrid. Con fecha de publicación el 19 de febrero del 2013. Lo replico, dada la importancia del tema. Los invito a leer y a visitar la interesante página de este prestigioso diario español.

 “He leído con interés el artículo de Elisa Silió El que escriba ‘habrir’ no debería graduarse (EL PAÍS, 17 de febrero) sobre la importancia de una correcta ortografía y la preocupación que este tema suscita entre la comunidad educativa. No es este un tema menor. En el Liceo Francés, donde yo estudié, una falta de ortografía acarreaba un suspenso. La ortografía del francés, como todo el mundo sabe, es más compleja y difícil que la castellana, medianamente fonética. En Francia, en una solicitud de empleo, dos faltas de ortografía hacen que no se tome en consideración. Y en la comunidad anglosajona es este un debate que los medios de comunicación resaltan.
La utilización de Internet y de los SMS son algunas de las razones esgrimidas para el desastre que padecemos. Aun considerando que la ortografía no debe ser un monumento, sino un instrumento, es obvio que las razones son otras: por citar algunas, pereza, falta de lectura, falta de respeto por la lengua, mala pedagogía. Sin duda hay “analfanúmeros”, como los denomina John Allen Paulos, pero también analfabetos funcionales entre universitarios y profesionales. Quienes en diversas partes del mundo desean revisar la ortografía para convertirla en totalmente fonética esgrimen, desde mi punto de vista, argumentos demagógicos, y olvidan que la corrección del lenguaje es condición necesaria para una correcta comunicación y que la ortografía es mucho más que la correspondencia de fonemas y grafías. Los medios de comunicación social escritos tienen una gran responsabilidad, y la figura de los correctores de estilo, descuidada, es muy importante.
Para terminar, deseo recordar una frase del fiscal Jesús Chamorro, ya fallecido, pronunciada en el curso de un congreso de derechos humanos en los años setenta del siglo pasado, frase que yo no he olvidado nunca. Se refería a una carta que le había escrito una mujer humilde víctima de una injusticia. “Era una carta escrita con faltas de ortografía”, explicó el fiscal, “pero esta mujer pertenecía a una clase social en la que las faltas de ortografía no son faltas de dignidad”. No se puede decir mejor. (Silvia Escobar)

En tu opinión, ¿qué tan importante es socialmente la ortografía? Deja tus comentarios.

Comentarios

  1. Excelente aporte. Muy buen post.

    Aprovechando el espacio, me gustaría invitarlos a visitar un nuevo proyecto donde los usuarios podrán consultar la correcta escritura de las palabras, así como las dudas más frecuentes en español, tanto de gramática como de ortografía: www.describelo.com.
    Poco a poco iremos agregando más contenidos. Los invitamos también a dejarnos comentarios o sugerencias en nuestro inbox en Facebook: www.facebook.com/describelo

    Saludos.

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